viernes, 26 de junio de 2009

SISTEMA D´HONT

EL SISTEMA D'HONT
Para el reparto de cargos de cuerpos plurinominales -como es el caso de las cámaras de diputados o de los concejos deliberantes municipales- es necesario emplear un sistema de representación proporcional, que garantice a las diversas fuerzas políticas el acceso a las bancas en proporción al número de votos obtenidos.
En Argentina se ha adoptado el sistema elaborado por el belga Víctor D'Hont, que pertenece a un grupo de métodos basados en la técnica del divisor común. Fue aplicado por primera vez en 1957 para la elección de convencionales constituyentes, y luego se aplicó para la elección general de autoridades nacionales y provinciales del 7 de julio de 1963.
Este procedimiento consiste en la división de la cantidad de votos obtenidos por cada partido, por una serie de números sucesivos. Cada lista consigue tantas bancas como veces los votos por ella conseguidos contenga el divisor electoral.
El total de votos válidos de cada lista es dividido progresivamente por 1, 2, 3, 4,....., n (donde n es el número de bancas a cubrir). Así se obtiene para cada lista un número de cocientes que se anotan en columnas separadas y en orden decreciente, encabezadas por el total de votos de cada lista, es decir, el resultado de la división por 1.
Luego se forma una columna final, donde se coloca en el primer puesto el más elevado de todos los cocientes de las diversas listas, y continuando en orden decreciente con aquellos cocientes que le siguen en cantidad, independientemente de la lista a la cual pertenezcan, hasta que en la columna final se tengan tantos cocientes como sean los candidatos a elegir.
En Argentina, este sistema se aplica junto a una cláusula de exclusión del 3 %. Ello significa que los partidos que obtengan menos del 3 % del total de los votos no participarán en el reparto proporcional.
Ejemplo:En una localidad cuyo municipio cuenta con un concejo deliberante de cinco bancas, se han obtenido para ese cargo un total de 100 votos, repartidos de la siguiente manera:
Partido A: 48 votos
Partido B: 22 votos
Partido C: 18 votos
Partido D: 10 votos
Partido E: 2 votos
Con estos datos se elabora la tabla de cocientes.
PARTIDOS DIVISION POR 1 DIVISION POR 2 DIVISION POR 3 DIVISION POR 4 DIVISION POR 5
A 48 24 16 12 9,6
B 22 11 7,3 5,5 4,4
C 18 9 6 4,5 3,6
D 10 5 3,3 2,5 2
El Partido E no participa en el cálculo de cocientes pues queda comprendido en la cláusula de exclusión del 3 % al haber obtenido 2 votos sobre un total de 100.Se ordenan ahora en forma decreciente las cinco medidas más altas:
1- 48 (Partido A)
2- 24 (Partido A)
3- 22 (Partido B)
4- 18 (Partido C)
5- 16 (Partido A)
De esta manera, el Partido A obtiene tres bancas, el Partido B una banca, el partido C una, el partido D ninguna, y el partido E ninguna -cláusula de exclusión-.
Fuentes:
- Antonio A. Martino, "Sistemas Electorales", Editorial Advocatus, Córdoba, 1999.
- Carlos S. Fayt, "Derecho Político", Editorial Depalma, Buenos Aires, 1985.

Tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en las elecciones nacionales y en la mayoría de las provincias, una mayoría legislativa puede alcanzarse sin haber logrado la mitad más uno de los votos. Esto es así por la vigencia del llamado sistema D’Hondt a la hora de repartir las bancas. Criticado por varias voces (sobre todo de los partidos minoritarios), ese mecanismo proporcional de reparto de bancas se usa en varios países de Latinoamérica y el 3 de junio volverá a estar en las cabezas políticas porteñas para definir cómo queda armada la Legislatura.
Es bastante sencillo de comprender: la clave de este sistema de origen belga exportado a varios puntos del planeta es el cálculo de divisores para cada partido o alianza en función del número de bancas que se ponen en juego. Cuantos menos escaños hay disponibles, más favorable a las fuerzas mayoritarias se presenta el sistema. Supongamos una elección en la que hay cinco fuerzas que se reparten los votos del siguiente modo:
Partido A: 330.000 votos
Partido B: 270.000 votos
Partido C: 140.000 votos
Partido D: 80.000 votos
Partido E: 50.000 votos
Si en esta hipotética elección los lugares legislativos a disputarse fueran ocho, lo que habría que hacer para desandar el cálculo sería dividir la cantidad de votos de cada partido por 1, 2, 3, etc. hasta llegar al total de las bancas puestas en juego. Por ejemplo, salvando la obvia división por 1:
Divididos por 2:
Partido A 165.000
Partido B 135.000
Partido C 70.000
Partido D 40.000
Partido E 25.000
Divididos por 3:
Partido A 110.000
Partido B 90.000
Partido C 46.666
Partido D 26.666
Partido E 16.666
Divididos por 4:
Partido A 82.500
Partido B 67.500
Partido C 35.000
Partido D 20.000
Partido E 12.500
Divididos por 5:
Partido A 66.000
Partido B 54.000
Partido C 28.000
Partido D 16.000
Partido E 10.000
Divididos por 6:
Partido A 55.000
Partido B 45.000
Partido C 23.333
Partido D 13.333
Partido E 8.333
Divididos por 7:
Partido A 47.140
Partido B 38.570
Partido C 20.000
Partido D 11.428
Partido E 7.142
Divididos por 8:
Partido A 41.250
Partido B 33.750
Partido C 17.500
Partido D 10.000
Partido E 6.250
El divisor más alto en principio es obviamente el primero del Partido A (330.000), con lo cual sumaría una de las bancas. Ese divisor queda invalidado de aquí en más, con lo que para comparar en la siguiente asignación habrá que usar el segundo (165.000). Pero es menor que el primero del Partido B (270.000) por lo que ahí va el segundo escaño. El tercero es también para el Partido A, porque su segundo divisor (165.000) es el más alto de los que quedan. Recién con la cuarta banca entra en juego el Partido C, cuyo primer divisor (140.000) es el siguiente en la lista. El quinto lugar en juego es para el Partido B por su segundo divisor (135.000). El sexto vuelve a ser para el Partido A, por su tercer divisor (110.000). El séptimo va para el Partido B (90.000) y el octavo para el Partido A (82.500).
De este modo, en el ejemplo se consolidaría una bipolaridad fuerte. El Partido A se quedaría con cuatro bancas, el Partido B con tres y el Partido C con apenas una, mientras que con las manos vacías se quedarían los partidos D y E.
Si se compara la cantidad de escaños logrados con el porcentaje real de los votos obtenidos se nota el desfasaje. El Partido A se queda con la mitad de las bancas en juego a pesar de haber obtenido el 37 por ciento de los votos. Con un escaño menos quedaría el Partido B sumando el 31 por ciento de los votos. Y con casi el 10 por ciento de los votos el Partido D miraría todo desde afuera.

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